El ínfimo veneno que un día
tocó mis labios
y tiñó mis lágrimas
se va cuando te vas,
me queda
como quedan tus silencios
hondos y febriles.
Hueco de espanto
las horas que te nombran.
Nada más triste
que el eco de la nada.
Y lejos,
la música lenta de tu boca
quebrando una paz que nunca tuve,
me destierra
y me destina
hacia el lugar perdido y oscuro
de tu recuerdo.
Carolina Bugnone.
Se hace gallina la piel al leer esa ausencia.
ResponderEliminarLetras, que como el veneno, llenan.
es la función primordial, qué comunicar ni comunicar: llenar.
ResponderEliminargracias!