Algunas tardes
calurosas como ésta
me refriegan en la cara
la exuberancia de los pastos,
de la luz
encima de mi cabeza
o en el estómago.
Se parecen a César
dibujando el piano de sus dieciocho.
Algunos soles
verdes como éste
se burlan de mi tonito
gris
y la debilidad por sufrir.
Se matan de risa
si me mato de tristeza.
Insisten
porfiados
por entre las rendijas de mi cueva
en iluminar
me.
Fotografía Sebastián Cibau
No hay comentarios:
Publicar un comentario