domingo, 19 de diciembre de 2010

Convivencia


Puse de fondo Ismael Serrano, no sé por qué había dejado de escucharlo. Algunas canciones me gustan y otras no. Me trae memorias ambivalentes, como casi todas las memorias.
Donde habitan las cosas que pasaron y que nos pasaron encima y que nos pasan factura o solamente nos siguen pasando porque se niegan a irse.
En una época me moría si las perdía, hacía todo lo que estaba a mi alcance para retenerlas conmigo, para evitar que se perdieran en la vaguedad del olvido, no las dejaba ir, las mantenía secuestradas en mi cabeza.
Después quise lo contrario, dinamitar lo que persistía, sin lograrlo nunca, nunca.
Ahora ya perdí la cuenta de qué cosas son las que pasaron, cuáles las que siguen pasando y cuáles mejor perder.
Convivimos todos en casa. A veces se arma lío, lo admito, me confundo y le hablo por ejemplo a una de las cosas que se perdió hace mucho como si siguiera viva. O una de las cosas que siguen pasando me trata como si yo estuviera irremediablemente perdida. Ahí me confundo de nuevo.
¿Estoy irremediablemente perdida?
Sólo espero que de tanta mezcla salga algo bueno, me digo a mí misma. Pido como la gente que pide deseos en los santuarios, como el de Gilda a la vera de la ruta 14 que me lleva a mi ciudad natal.

Es una pena no tener hoy un santo a mano para rezarle.

Fotografía: Santuario de Gilda

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