adentro nacen mis tinieblas
la parte maldita
mi dulce satán mío..."
H.R. Cuenya
Mi dulce satán y yo
nos miramos todo el día,
nos husmeamos todo el tiempo,
nos olemos
y nos gusta el olor del otro.
Me pregunta qué estoy pensando
y no le digo.
Lo empapo de besos,
nos endemoniamos.
Colmillos por todos lados,
sangre a látigos,
lenguas negras,
salivas incandescentes,
garras que desgarran
la noche
o el día, da lo mismo.
Mi dulce satán
habla diabólicamente
y me asusto
y lo asusto.
Pero siempre,
siempre,
cuando los filósofos
deciden guardar reposo
y la abstinencia lo hace temblar,
termina su jornada
devorándome.
Carolina Bugnone.
Carolina Bugnone.
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