lunes, 15 de noviembre de 2010

Raptos II


Me gusta dejarme raptar
por la luz.
Es gracioso verla entrar
en puntitas de pie
agazapada,
sin hacer ruido
sigilosa
como si fuera un fantasma
que se adueña de la habitación
pero en secreto.
Se pone detrás de mí,
imita mis movimientos
o sólo se queda quieta.
Aguarda el momento preciso
y zas
me agarra entre sus brazos blancos,
me levanta en el aire,
sale corriendo y se ríe,
me lleva apretada y apenas puedo darme cuenta de lo que pasa.
Me saluda cantando
y no me queda otra

que sonreír por lo bajo
y que no se note
cuánto disfruto ese secuestro.





Fotografía Isis Petroni - Perú.

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