miércoles, 16 de febrero de 2011

Fluir

Man Ray y Marcel Duchamp










"Si estuviéramos encerrados en nuestro reino sagrado,  como decíamos, nuestra vida en Buenos Aires se tornaría insoportable”. Rodolfo G. Kusch.
           
Mi hijo se fue con mi ex, la señora que limpia mi casa una vez por semana se fue hace un rato, mi último novio se fue hace como un año, no tengo que ir a trabajar y por azar o no sé por qué se fue cierta angustia atosigante y las ganas de dormir la siesta. Aquí estoy, a las dos de la tarde, diciéndome que debería ir a la playa en vez de estar encerrada escribiendo.
Pero la soledad se me torna tan rara, escucho Regina Spektor, miro la casa limpia y ordenada como quisiera sentirme yo, acá, adentro, y me toco el pecho cuando lo digo como si pudiera hacer entrar por ósmosis ese orden hasta mi interior.
“Pa´mí” diría Rodolfo Kusch, sí, eso mismo, adentro, el frasco.
No estoy triste, sólo pensativa. Tampoco puedo estar alegre, aprendí el último tiempo que es mejor andar así, despacio, en un estado límbico: ni demasiado sufrimiento ni exagerada felicidad. Porque es una trampa, del otro lado de la moneda está la misma dosis de infelicidad. Otras veces no hice caso, me zambullí en la alegría y que se partiera el mundo, a mí qué me importaba.
Pero uno empieza a cuidarse un poco más y se anticipa al próximo sablazo. Estar a la defensiva que le dicen.
Así es que con un gustito dulce por ciertos planes que no me funcionaron, me quedo sentada escribiendo y no pierdo de vista que la moneda maldita de las cosas tiene esa cara escondida, espantosa, esperando. Me pregunto si  podré correrla con un empujón cuando se me venga.
Hace calor, ya empiezo a tener el sueño de la siesta. Y la tarde se pone ajena.
Hoy es limbo. Memoria reciente que empalaga, memoria vieja que asusta.
Cal y arena.
“Pa´mi” y esa radio monstruosa.  Rodolfo Kusch y John Cheever.
Es la batidora de mi presente: licuado inédito.
              
               Fluir, lo más difícil.

4 comentarios:

  1. Me gusta. Esa sensación de detenerse justo antes de que rompan los sentimientos fuertes... lo inevitable.
    Ser equilibrista... he ahí la cuestión.

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  2. je, qué bien lo captaste Marta. gracias por leerme siemrpe!

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  3. nice! en "nieve", de pamuk, al protagonista le pasa algo parecido con la felicidad, y se muere de angustia esperando el sablazo impío del otro lado...
    una de las soluciones sería conseguirse una moneda con dos caras, o dos cecas...pero sería aburridísimo, no? (y además demasiado onerosa seguramente!)

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  4. je! sí, maestro, sería demasiado onerosa... gracias por leer! abrazo!

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