domingo, 8 de mayo de 2011

EL POST DE LOS LUNES: De cómo Leticia perdió el gato, de Guido Vespucci *

(cuento inédito)

 Sí, increíble Beto, pero cierto. ¿Y la de cómo Leticia perdió el gato te la conté? Bueno escuchala entonces. El asunto empezó así, yo salía del local y me estaba yendo a tomar el 73, me acuerdo que esa tarde laburé como perro, hice más de veinte tatuajes, ¿el mejor? y… el mejor fue, sin dudas, el de la vagina gigante que tatué en la espalda de un motoquero, no de corss no boludo, de esos pesados con campera de cuero y pelo largo, me llevó como nueve horas el dibujito. Y claro que fue difícil, Beto, fue jodido, pensá que era cuestión de dibujar piel sobre piel, el tema del color un quilombo, igual me ayudó el hecho de que el tipo era medio morochón, y además menos mal que me dio una foto, porque acá entre nosotros Beto, que no salga de acá, pero así de prepo no me acuerdo bien cómo es una concha, viste, tiene como muchos… sí, eso, vericuetos, que labio externo, el interno, arriba, abajo, al fondo… qué se yo… ¡ah perdoná! vos lo sabés de memoria, disculpá, no sabía que eras tan cogedor, pero sobre todo observador Beto, en realidad curioso sos, porque a mí polvos no me faltan encima, lo que pasa es que a mí me cabe con la luz apagada en general. ¿El peor?, perá, perá, lo dejo para después eso, que te sigo contando lo otro, no me hagás muchas preguntas Beto porque me voy por las ramas.
Bue, estoy ahí en la parada esperando, típico, el 73 que se demora, me fumo uno, me fumo dos, viene el 73, hasta las tetas, obvio, compro el boleto y encaro para atrás porque estaba insoportable adelante, ahí las viejas que se amontonan con olor a culo, en fin, lo que ya sabés. Hablando de culos… mientras me voy para el fondo rozo algún culito que otro, nada del otro mundo, y llego. Me instalé ahí atriqui como pude, haciendo equilibrio porque no llegaba a agarrarme bien de ningún caño, pero… entre el tumulto y la cancha de saber prevenir las frenadas, me las arreglé para mantenerme parado. La cosa es que ya faltando poco para que baje, me voy acercando a la puerta y en eso me cuelgo a mirar una luz medio amarillenta que salía de arriba de un edificio, y por un momento dudé si no era un OVNI, así por un segundo, viste, porque al toque me di cuenta de que era una antena, pero me quedé pensando en el asunto, eso de que dicen que la NASA tiene OVNIS guardados… hay un video… ¿lo viste?, ese de un marciano al que le hacen… ¿cómo es? me sale autopista… ¡una autopsia! ¡eso! ¿Qué está todo trucado? ¿y vos qué sabés? ¿y si fuera cierto? vos Beto no cambiás más, pasan los años y seguís siendo el mismo escético de siempre, eso no te hace bien, creo, si me permitís el consejo. La cuestión es que se ve que eso me distrajo, porque de repente el bondi se pega una frenada bárbara, clava los frenos el chofer, por suerte a tiempo, porque no llegó a chocar, creo que lo tocó al de adelante, pero apenas, y entonces te decía que venía medio colgado con esto del OVNI, no presté atención, viste, y ¡paf!, fui a parar a la mierda Beto, con la puta mala leche de que la puerta estaba abierta y no la pude pilotear loco, no la pude ni pilotear, pasé de lleno entre la puerta de atrás y que te cuento que en ese mismo momento, justo ahí, venía una minita en bici, divina, sí buenas gomas, todo, pero perá, ahora te digo eso, la cosa es que me caigo encima de la mina, no, no, encima no, me caí adelante, tipo por abajo de la bici, entonces como que se trabó, viste, se trabó y la minita ésta llevaba un gato en una canastita, era una bicicleta con canastita, de esas que usan las pibas medio hipis, y tenía un gatito ahí, que esto es lo increible Beto, el gato voló por el aire ¿y dónde fue a caer?, escuchá, escuchá esto porque es mortal, el gato fue volando, o sea rodando por el aire, dio tres vueltas y cayó justo en la caja de una camioneta que había adelante, frenada por el semáforo, ¡plum!, cayó ahí. Yo la miré a la mina y se le salían los ojos, pero de repente se lo ve al gato, porque no se lo veía al principio, estaba tapado por la puerta trasera, y recién después de unos segundos asoma el gatito, con las patitas agarradas de la puerta de la caja, se asoma, con cara de no me dejes ir así, pero escuchá, porque los gatos son bichos inteligentes, son felinos Beto, tienen el instinto de supervivencia re contra desarrollado, ¿qué tiene que ver?, no entendés Beto, ¡te adelantás!, mirá, cuando la cosa ya era evidente que no tenía vuelta, o sea que el gato iba a quedar atrapado en la camioneta, porque la camioneta arrancó al toque, cortó el semáforo y arrancó, no, no, el tipo ni se dio cuenta que le había caído un gato, entonces cuando no había vuelta atrás, ahí el gato no te digo que hace el típico gesto felino, viste… ¿como el tigre de la metro goldin meier? sí, así, igualito, como explicando “no te preocupes que me arreglo para salir”, pero no, no salió, y vimos cómo se alejaba la caminoneta con el gato, entonces nos quedamos yo boca abajo y ella boca arriba, nos miramos por un momento largo, o a mí se me hizo largo, porque ahí pude ver la belleza de semejante especie Beto, unos faroles… verdolagas, pero verdolagas en serio, como los lagos del sur, que te miran y te penetran, pero yo no me achiqué, le mantuve la mirada, y me fui acercando de a poquito, casi imperceptiblemente, y cuando la estaba por besar me dijo ¡qué hacés idiota!, me hiciste perder a mi gato, ¿y qué le contesté?, nada, estaba paralizado, después ella me pegó una cachetada, bastante fuerte, pero ni la sentí, estaba hipnotizado por esos bolillones verdes Beto, y me dijo “¡salí de encima mío, querés!”, “no puedo”, le dije yo, no, no era sólo porque estaba pasmado, me di cuenta de que me había fracturado una pierna.
Leticia, la piba se llamaba Leticia, me enteré antes de ayer cuando vino a hacerse un tatuaje del gato. Ni se acordó de mí. 

* escritor marplatense, Prof. en Historia, doctorando en Antropología Social , becario en CONICET. Libro "El negocio del siglo y otros cuentos", ediciones Gogol, Balcarce, prov de Bs. As, 2009.
En facebook: GuidoVespucci Cuentos

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